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Rutas gastronómicas

Estancia, visitas y actividades cuidadosamente seleccionadas para disfrutar de los cinco sentidos.

20 Junio 2008

El Bulli 2008

Crear es no copiar.
Jacques Maximin, 1987

Siempre espero la visita al Bulli como el acontecimiento gastronómico del año, pero esta vez, tras la polémica provocada pos Santi Santamaría, era especial, no porque quisiera comprobar quién lleva razón, sino para reafirmar de algún modo, que ante la genialidad solamente cabe la admiración.

Así que un año más, recorrimos la mística carretera a Cala Montjoi (del latín Monte Gaudi, o montaña del Gozo), con esa luz mágica del atardecer previo a la noche más corta del año, la del solsticio de verano.

Un paraíso de paz, un paisaje agreste en medio del Parque Natural de Cap de Creus y un mar en calma total nos recibieron en silencio, mientras que dentro, en la cocina, encontramos a un disciplinado y numeroso equipo de profesionales, en total efervescencia, dirigidos por Ferran Adriá.

Todo estaba a punto, así que Juli Soler nos acompañó a la terraza, donde tomamos los aperitivos. La sencillez de un arco de piedra enmarcando un paisaje de ciprés y mar nos sacudió la primera fibra.
El coctel de bienvenida Yuzu-sake-tónica, las crepes Pekín, la orquídea, y el resto de snacks despertaron todos nuestros sentidos.

Ya en el interior, se sucedieron en perfecta armonía cada uno de los platos del Menú Degustación 2008 que ensalza de forma especial el producto, los sabores puros sin disfraz, los perfumes naturales, los caldos delicados … con numerosos toques orientales.
Sublime.

No hay otro restaurante en el mundo como El Bulli.

No hay otro cocinero como Ferrán Adrià.

Él mismo ha declarado que su secreto es no tener secretos, porque le gusta explicarlo todo y todas sus recetas están catalogadas desde el año 1987.

Adrià ha revolucionado la restauración con la aplicación de los conocimientos de la ciencia y la tecnología, ha cambiado el servicio de sala y de mesa, ha difuminado las fronteras entre dulce y salado, integra productos autóctonos (el extraordinario Negrito, en el Menú de este año) con otros de otros países…y ha transformado totalmente el concepto de comer.

Y la gastronomía española, con él al frente, es ahora, por primera vez, una identidad reconocida, una marca de primera línea, que esta influyendo en todo el mundo de forma impresionante.

Después de tantos años de éxito, del apabullante reconocimiento internacional de críticos gastronómicos, colegas de profesión y paladares de todo el mundo, aún hay quién se empeña en plantear la cocina de Adrià como un simple vanguardismo vacío, opuesto a la tradición y al producto de calidad. Nada más lejos de la realidad. La alta cocina siempre ha buscado sorprender al comensal, emocionarle, aunque es ahora cuando se han alcanzado los niveles más espectaculares, cuando el placer de degustar un plato de calidad abarca todo el abanico sensorial.

Eso sí, siempre hay inmovilistas, reaccionarios o ególatras que niegan la bondad de todo aquello que no sigue sus pautas y cuya máxima es “conmigo o contra mi”.

Es su opción. No la mía.

¿Por qué debo elegir entre Mozart y Wagner, o entre Diego “el Cigala” y Prince, si me gusta la buena música? ¿Entre Joaquín Sorolla y Miquel Barceló, si ambos me conmueven plasmando un momento junto al mar o en el mercado de Shanga?
No es ambigüedad, ni indecisión, es mi hambre sincera e insaciable de lo excepcional: unos “Guisantes 2008” o una Caldereta al estilo de Menorca, unos “Nenúfares” o unas Habas con sepia.




Mientras espero la próxima cita en el Bulli,
levanto mi copa para decir:

Bravo Adrià!
Una vez más, un año más.


Dra. Laura Gosalbo
Junio 2008


Referencias:
El Bulli desde dentro
Xavier Moret, 2007
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