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Edible gold ¿Alquemy in S. XXI?

La tradición de brindar introduciendo el anillo en la copa (como alegoría del mito nórdico y del poema épico El Oro del Rin, base de la tetralogía wagneriana El anillo de los Nibelungos) para asegurarse la buena suerte, se podrá llevar a cabo esta Navidad con un toque especial de glamour. Una bodega española, Artesanos del vino, de Requena, acaba de lanzar al mercado el Cava 24K, con 1 g de polvo de oro de 24 quilates. Para los que aún quieran más, también han elaborado un cava con pepitas de oro. El producto, una versión del siglo XXI de Aurum Potabile o -Bebida para el alma-, parece ser que está haciendo furor en los mercados asiáticos.
Y es que la presencia del oro en los alimentos no es nueva para ellos. En la India, por ejemplo, es muy popular (se estima un consumo anual de 12 toneladas) ya que desde hace siglos, han utilizado hojas de oro y de plata, conocidas como varak o vark para decorar postres en celebraciones especiales como bodas o fiestas religiosas. El oro en polvo, conocido como bhasma, se utilizó para numerosas preparaciones y tónicos de carácter medicinal, para mejorar la fuerza física y la inteligencia, incluso en niños, tal y como se describe en Caraka Sarphita, uno de los textos en sánscrito más antiguos sobre medicina y cirugía.

Los japoneses mezclan oro y sake para celebrar el Año Nuevo, como signo de suerte y prosperidad y, ahora, comercializan hasta 42 modelos diferentes de pequeñas láminas de oro con mensajes como "feliz cumpleaños", que decoran cafés o bebidas. También podemos comer gold sushi o silver sushi, con los makis enrollados en pan de oro o de plata.

En China, las referencias más antiguas documentadas se remontan al año 2500 AC. El oro se utilizaba con fines medicinales como elixir para alargar la vida. El alquimista chino Wei Po-yang escribió sobre la llamada píldora de la inmortalidad, hecha de Huan Tan, un polvo comestible obtenido a partir de oro. Después de ingerirla, el cutis rejuvenece, desaparecen las canas y crecen de nuevo los dientes. Si la toma un anciano, volverá a ser joven, y si lo hace una anciana, recuperará su virginidad.
Estas creencias aún permanecen intactas hoy en día en algunas pequeñas aldeas rurales chinas, donde se cuece el arroz con una moneda de oro.

Pero como en otros campos, los egipcios también fueron pioneros en incluir el oro en los alimentos y bebidas (la palabra alquimia deriva del árabe alchimia, arte egipcio). Faraones y sacerdotes lo consumían como suplemento para mejorar el estado del cuerpo y de la mente. En el antiguo Egipto se fabricaban panes como el Shem-an-na, un pan de forma cónica que contenía oro en polvo y que se encontraba estrechamente relacionado con las deidades. Se conservan algunas imágenes en las que el pan sagrado es ofrecido a los dioses.

Mientras tres cuartas partes de la población del Imperio Romano subsistía a pan, queso y uno que otro tipo de legumbre, el cuarto restante se las arreglaba para gastar gran parte de las riquezas del imperio en fastuosas e impresionantes comilonas.
Esta costumbre, fue adoptada por la clase dominante en un grado tal, que hizo que el Emperador Augusto decidiera, a comienzos del siglo I DC, legislar acerca de este tema, estableciendo límites a los gastos y suntuosidades de estos banquetes, antes que se descontrolaran los excesos. Pero a pesar del esfuerzo, la situación se le escapó de las manos y este culto llevó a abusos tan memorables dentro de los mismos emperadores que vinieron después de él.
Uno de los casos más renombrados de esos tiempos fue el emperador Calígula (37-41DC) que servía en sus banquetes panes hechos con oro, o Claudio(41-54 DC) que invitaba a sus amigos a interminables festines donde se pasaba la noche entera comiendo y bebiendo sin parar. Se decía también que el desquiciado Nerón (54-68 DC) daba comilonas que podían llegar a durar hasta veinte horas y que muchas veces iba inesperadamente a cenar a casa de amigos, dejándolos casi en la quiebra debido a sus excentricidades culinarias.
El emperador Maximiano (235-238 DC) fue recordado como un de los hombres más glotones de sus tiempo, por haber engullido 20 kilos de carne y 34 litros de vino en un solo día. Pero, sin duda, uno de los más renombrado por sus excesos fue el Emperador Heliogábalo (218-222 DC) que se entretenía sirviendo platos donde los pescados y otras carnes eran mezclados con perlas, oro o piedras molidas.
Respecto a la cultura hebrea, encontramos en la Biblia referencias al llamado maná, equiparable al pan cónico egipcio y que al parecer fue producto de la herencia de los sabios egipcios al pueblo de Israel.
En el Talmud se narra que a la llegada de Alejandro Magno a Jerusalén, el conquistador visitó una aldea habitada únicamente por mujeres que le recibieron ofreciéndole panes que contenían copos del precioso metal.
La cultura islámica preservó los escritos clásicos sobre medicina y alquimia. Al-kindi (870 D.C.) utilizaba oro para recubrir las píldoras, mejorando así su aspecto y, supuestamente, aumentando su eficacia terapéutica.
En la Edad Media, durante los banquetes señoriales, se tenía la costumbre de servir los animales asados y cocinados revestidos de láminas de oro. En referencia a este uso, y por imitación, los alimentos de las mesas más sencillas, se empanaban y se freían para proporcionarles esa tonalidad dorada, y se añadía azafrán en preparaciones como el arroz, en las que no era posible utilizar las láminas de oro.
El oro fue también muy usado en cocina durante el Renacimiento italiano. Galeazzo Visconti, primer Duque de Milán, sirvió un becerro entero envuelto en oro en la boda de su hija Violante en 1386. En el Siglo XVI, en Padua, era tan frecuente el consumo de oro que las autoridades sugirieron que no se sirviesen mas de dos platos con oro en cada fiesta (los menús especiales de la época podían sobrepasar los 40 platos y el uso del oro era un símbolo del más que saneado estado financiero del anfitrión).
Felipe II, que financió algunas prácticas alquimistas y construyó en El Escorial, el mayor laboratorio de la Europa del siglo XVI dedicado a la obtención oro artificial, consumía un elixir elaborado con sangre y oro.
También el monarca francés Louis XII adquirió el hábito de acompañar sus comidas con este metal.
La Europa del barroco que decoraba muebles y palacios con láminas de oro como signo de distinción y boato, incorporó este metal, incluso a los potajes de las mesas más acaudaladas.
En todos los casos, el oro se utilizaba en su forma metálica. Jabir Ibn-Hayan (que usó el pseudónimo de Geber), escribió, alrededor de 1300, Summa Perfectionnis magisterii, donde incluye métodos para prepara el agua regia. A partir de aquí, los alquimistas aprendieron a disolver oro, y así aparecieron numerosas recetas que contienen oro coloidal o compuestos de este elemento combinados con otras sustancias.
En el siglo XVII, el oro entró oficialmente en la farmacopea. Lo cierto es que la antigua idea del oro como medicina se ha demostrado real. Desde los primeros trabajos de R. Koch, en 1890, y luego de J. Forrestier en 1935, se pudo demostrar que los complejos de oro son activos frente a un amplio espectro de microorganismos. Existen medicamentos contra la artritis reumática compuestos por oro y azufre aunque todavía no está claro su mecanismo de acción.
Actualmente, están siendo estudiadas sus propiedades antioxidantes, impidiendo la acumulación de radicales libres y también se esta utilizando oro en quimioterapia contra el cáncer de próstata, en el tratamiento del asma bronquial y por su actividad antivírica, contra el VIH.
La utilización del oro con fines terapéuticos se denomina crisoterápia, (del griego chrysos, oro).
Así pues, desde tiempos inmemoriales, el hombre ha estado fascinado por rysos, oro).
Así pues, desde tiempos inmemoriales, el hombre ha estado fascinado por el dorado metal. Quien ahora recién iniciado el siglo XXI, desee perpetuar las antiguas pautas o simplemente, dar un toque brillante a su menú, puede adquirir, además del recién llegado cava, otras bebidas con oro como vinos espumosos (3), grapa (4), vodka(5), schnapps (6)…
Existen también mermeladas (8), gelée (9), chocolates (11), aceites, ensaladas, pizzas (12)…Incluso podemos encontrar cigarros (10) cubiertos de polvo de oro de 24 quilates.
En cuanto a la cocina, son muchos los chefs del momento que elaboran platos adornados con el precioso metal.
Y es que hay una fiebre mundial por comer oro, especialmente en Estados Unidos. Las ostras Rockefeller y el arroz caldoso al estilo español son adornados con virutas de auténtico oro de 23 quilates. Los barman más famosos y vanguardistas de los locales más in de Las Vegas, Beverly Hills o New York, preparan brillantes cocktails y los maestros pasteleros de todo el mundo doran sus creaciones más refinadas.
Ya en Europa, el restaurante Hostaria dell'Orso de Gualtiero Marchesi en Erbusco, Italia, elabora el exquisito risotto oro e zafferano (14).
En el Ciragan Palace Kempinski de Estambul se elabora el carísimo postre Sultan's Golden Cake (13), con oro, trufas negras caramelizadas y frutas maceradas en ron jamaicano.
Dani García, desde su Calima en Marbella, nos deslumbra con su lingote de oro de aceite de oliva, migas de olivas y caviar de Riofrío, preparado con la técnica del nitrógeno líquido, que tan bien domina el chef malagueño.
Miguel Sánchez Romera, en su restaurante L’Esguard, de Sant Andreu de Llavaneres, Barcelona, presenta varios platos dorados espectaculares como Unda (15), Aurum o Sisoe (16).
El oro comestible se conoce en la industria alimentaria mundial y en el Codex Alimentario como el aditivo E175, aprobado por la UE y el FDA.
¿Oro digerible, oro especial?
No, se trata simplemente de oro elemental, oro puro, de 24 quilates si es polvo y 23 si son virutas. El metal es relativamente inerte, y permanece inalterable frente a los líquidos biológicos, por tanto transita a lo largo de nuestro sistema digestivo y se elimina intacto.
El sabor de los platos no mejora con la adición del preciado elemento, ya que el oro alimentario es inodoro e insípido, y además, no es considerado de ninguna manera como parte de los requerimientos nutricionales de los humanos.
Para los alquimistas modernos, sin embargo, su efecto es el de armonizar todos los niveles del cuerpo, mente y espíritu, aumentando la inteligencia y potenciando las emociones de modo equilibrado…
Lo que si que es cierto es que el oro aporta un toque de glamour, un 'épater le bourgeois' y hay además, algo evidente: todos comemos con los ojos y el resultado es sin duda espectacular, todo un placer para la vista y para el ego:
Extravagancias sin calorías extra para nuestras mesas de fiesta.
Laura Gosalbo
Diciembre 2007


NOTAS:
(1) Cava 24K, de Artesanos del Vino.
(2) Mensajes para decorar café y bebidas, de Tsukioka Co., Ld.
(3) “Golden Bubbles”, un vino espumoso rosé brut, de DeLafée, Côté Or, a base de Crémant de Bourgogne Rosé.
(4) Grapa Oro di Mazzetti, con partículas de oro en suspensión.
(5) Vodka Gold Flakes Supreme.
(6) Goldschläger , un schnapps suizo de canela.
(7) Danziger Goldwasser también con virutas de oro de 22 quläger , un schnapps suizo de canela.
(7) Danziger Goldwasser también con virutas de oro de 22 quilates que se utiliza, por ejemplo, para aromatizar el tradicional soufflé Rothschild. Goldwasser es un licor (40%) de raíces y hierbas que se produce desde 1598 en Danzig (Gdansk), época álgida del alquimismo.
(8) Mermelada Duerr & Son.
(9) Gelée de vino Riesling de Gourmet León, con láminas de oro en suspensa Duerr & Son.
(9) Gelée de vino Riesling de Gourmet León, con láminas de oro en suspensión.
(10) Cigarros “G Gelée de vino Riesling de Gourmet León, con láminas de oro en suspensión.
(10) Cigarros “Golden Fire” de DeLafée, de tabaco dominicano y cubiertos de polvo de oro de 24 quilates.
(11) Caja “Intimacy” de chocolates Delafee. Pralines con oro de 24 quilates.
(12) Pizza con láminas de oro.
(13) “Sultan's Golden Cake”, del Ciragan Palace Kempinski en Estanbul. Está compuesto de un bloque de oro comestible, salpicado con duraznos, peras, higos y otras frutas que se han marinado en ron jamaicano puro, y saborizado con trufas negras caramelizadas. Solamente disponible por encargo (precio 1000 US$).
(14) “Risotto oro e zafferano, de la Hostaria dell’Orso.
(15) Unda, un plato de Miguel Sánchez Romera: pescado y mariscos, con algas y toques dorados de “Oro con Micrifilm”.
(16) El espectacular postre Sisoe de Miguel Sánchez Romera, donde una capa de gelée de oro con chocolate negro de Venezuela contiene el resto de productos: chocolate blanco en textura de sopa, plátano, helado de jengibre rojo encurtido, y gotas de curry. En la parte superior encontramos una cristalización dulce y unos crujientes de oro picante.


BIBLIOGRAFIA
Z.Zhang, A. Berg, H. Levanon, R.W. Fessenden and D. Meisel
On the interactions of free radicals with gold nanoparticles
J. Am. Chem. Soc., 2003, 125 (26) 7959-7963

A.Laguna, M.C. Gimeno
Compuestos de oro en Medicina-Crisoterápia
Anales de la Real Soc. Española de Química, 2ª Época, Abril-Junio 2000.

S.P. Fricker
Medical uses of gold compounds: past, present and future
Gold Bull., 1996, 2 (29)

G.J. Higby
Gold in Medicine
Gold Bull., 1982, 15(4), 130-140

T.G.H. James
Gold Technology in Ancient Egypt
Gold Bull., 1972, 1(3) 38-42

G.B. Kauffman
The Role of Gold in Alchemy (I)(II)(III)
Gold Bull., 1985, 18(1) 18(2) 18(3)

J. Altman
Gold in ancient Palestine
Gold Bull., 1979, 1(3), 75-82

R.K. Dube
Gold powder: its preparation and application as described in ancient sanskrit texts
Gold Bull., 1991, 24(3), 93-102

Z. Huaizhi and N. Yuantao
China’s ancient gold
drugs bull., 1991, 24(3), 93-102

D.J. Mossman and D. Leypod
The Lore and Lure of Rhine Gold
Gold Bull., 1995, 28(3), 72-78

Anexo IV EEC 94/36 Comité Europeo de Salud Pública
To8(3), 72-78

Toxicological Data on Colouring Agents for Medicinal Products
Scientific Committee on Medicinal Products and Medical Devices 21 Oct. 1998


 
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